Un 'cuerpo de defensa ciudadana' contra la violencia policial

BPfYiE0CIAIPSdA.jpg-largeMe enorgulleció ayer el ejemplo de civismo de la gente que se manifestaba en Génova pacíficamente para pedir la dimisión de Rajoy ante el chorreo de casos de corrupción en el Gobierno del PP. De Génova a Gran Vía, pacíficamente, y luego a Cibeles. Me sorprendió la calma, los policías nos dejaban avanzar, la gente tomaba las calles, sus calles, para dar un ejemplo de dignidad ante tanto espectáculo político bochornoso. Cortamos Cibeles con la misma calma. La mayoría de los conductores tranquilos, entendiendo que durante un rato no podrían circular. Muchos pitando en apoyo a la movilización o aplaudiendo. Y, de repente, como salidos de la nada, empiezan a llegar antidisturbios, furgones a toda velocidad, e irrumpen brutalmente a pegar a la gente, a la misma gente calmada de la que hablaba antes.

Unos minutos antes de echar a correr me había fijado en una mujer mayor con muletas que estaba a mi lado. También un momento antes se había ido una niña de 12 años que venía en nuestro grupo. Claro, habrá quien diga que ése no es lugar para una niña. Pero sí lo es. Las calles también son de ella, también tiene derecho a acompañar a sus familiares y manifestarse. Esta niña es saharaui. Mientras los adultos nos retrasábamos para llegar a la mani, ella nos espetaba: “¡Venga, vamos! Tendríamos que estar ya en la manifestación, luego no os quejéis de Rajoy si no vamos”.

Así que sí. Tiene derecho a estar. Lo que no es de recibo es que unos energúmenos (que significa “personas furiosas”) se abalancen contra la gente a dar golpes. Entiendo que las fuerzas de “seguridad” del Estado tienen su función. Habrá que educar mucho todavía para que podamos prescindir de ellas. Costa Rica o Islandia, por ejemplo, no tienen ejército. Y no pasa nada, no se han desmoronado. Lo cito sólo para abrir la mente, las cosas no tienen por qué ser de una manera porque sí.

Si en algún momento en España pareció que lo “normal” era correr delante de los grises, quizá ahora a muchas personas nos parece que no, que no queremos ese tipo de fuerzas de seguridad. Precisamente porque son empleados públicos y porque les pagamos con nuestros impuestos, por tanto, están al servicio de la ciudadanía. Imagino que en los centros de formación donde se entrenan, se hablará del principio de proporcionalidad y del no uso gratuito de la violencia. Es decir, entiendo que tengan que intervenir para frenar una situación de agresividad y violencia desenfrenada, o para defender su vida ante un peligro inminente. Pero, lanzarse a lo bestia, sin más, contra gente indefensa y tranquila ¿qué función puede tener más allá de reprimir la protesta ciudadana, sembrar miedo y dar lecciones? Y si escudan su actuación en que un manifestante violento hizo algo (que muchas veces no es tal manifestante sino un policía infiltrado para reventar la manifestación), pues para eso son profesionales y entenderán lo de la “proporcionalidad”, que no es repartir a diestro y siniestro.

576399_10151058619647611_61180561_nDesde el Sindicato Unificado de Policía se han denunciado los entrenamientos brutales de los antidisturbios, explicando la”barbaridad” que “pretende establecer prácticas de actuación ilegales y peligrosas para los ciudadanos, pudiendo conducir a lamentables consecuencias en el futuro tanto con graves lesiones físicas para las personas como en el desprestigio del Cuerpo Nacional de Policía”. Amnistia Internacional ha denunciado el continuo uso excesivo de la violencia policial contra manifestantes en España.

Igual es hora de hacer una reflexión y plantearse el tema, para depurar estos grupos por dentro. No pasa nada, estamos en un momento de cambios, de reformular y remodelar cosas que no nos gustan o no nos sirven. Parece que el concepto de democracia no ha llegado a todos los estamentos. Y alguien se tendrá que responsabilizar de sus actuaciones porque, según parece, obedecen órdenes.

Pensando en todo esto, me parecía importante que la ciudadanía se organice para protegerse de los golpes creando un cordón protector, una especie de ‘cuerpo de defensa urbana’ que frene la violencia de los antidisturbios. Considero que es un derecho de cada individuo defender su integridad física. Es una cuestión simple: ir a una manifestación no tiene que incluir el riesgo de que te partan la cara a golpes. Por supuesto, nuestro cuerpo de defensa no tiene armas, es pacífico, sólo es un escudo protector. Y preguntándome todo esto en Twitter, me pasaba @DiegoEspinosa65 la foto que abre el post. Y me alegró poder concretar la idea en una imagen. Y haciendo una búsqueda rápida, he conocido el movimiento social Tute Bianche, basado en la resistencia pacífica, pero activa. Nació en Italia en 1994 para proteger a los manifestantes de las brutales cargas policiales. Una muralla humana puramente defensiva. Equipados con escudos, cascos de moto, máscaras anti-gas, protecciones deportivas, pintados de blanco y sin elementos ofensivos.

Para personalizar nuestros escudos protectores podemos poner frases de grandes figuras del pensamiento. Y así, de paso, los antidisturbios leen algo. Y quizá, algún día, no les compense personal ni económicamente maltratar a la ciudadanía.