Sobre el papel de los medios de comunicación. Sigo pensando que garantizar el acceso de la ciudadanía a la información es un pilar básico de la democracia. Lo que se dice, y cómo se dice, ayuda a dibujar o desdibujar realidades. El periodismo es una herramienta al servicio de las personas y hay grandes profesionales que lo ejercen desde ahí. Pero otros muchos no.
Dice Olga Rodríguez, recordando a Kapuściński, que el periodismo está para ayudar a la humanidad, no para fomentar el odio y la arrogancia: “Cuando leamos prensa o veamos la tele o escuchemos la radio, tenemos que preguntarnos ¿está este periodista intentando ayudar a la humanidad o está fomentando el odio? En nuestro país en los últimos años hemos visto como el periodismo ha agitado la crispación, la polarización, el reduccionismo”.
Efectivamente, se han normalizado desde los medios los discursos xenófobos, racistas, machistas, la cultura de guerra y no la de paz. Cuando lo que más necesitamos es periodismo para la paz, para la escucha, para el diálogo, para explicar y comprender, para tender puentes y resolver conflictos (no enquistarlos).
Recojo palabras de Montse Santolino: “El 90% del periodismo que se hace es periodismo de guerra. Johan Galtung, el padre de los estudios de paz, ya dijo hace años que los medios son adictos a la violencia. También se puede hacer periodismo de guerra hablando de paz, lamentar la violencia alimentándola y ser muy violento pidiendo que condenes la violencia”.
Añado también otra reflexión de Pedro Vallín: “Si nos pasamos el verano dando espacios sin fin a la llegada de inmigrantes, como si viviéramos una oleada que no existe, da igual que el tratamiento sea serio y riguroso, el público creerá que tenemos un problema de inmigración”.
Y así podríamos seguir enumerando la agenda de temas que los medios colocan con poca responsabilidad demasiadas veces. Como hablar de los menores inmigrantes no acompañados como si fueran el primer problema de seguridad nacional.
Leía estos días que el partido neonazi griego Amanecer Dorado, que llegó a ser la tercera fuerza parlamentaria en Grecia hace años, hoy no tiene ningún escaño. La prensa decidió dejar de dar tanta cobertura a esta formación a la que antes se le había ofrecido un espacio mediático que presentaba a los neonazis casi como “estrellas de rock”. Pues eso. Los medios de comunicación y el periodismo tienen una responsabilidad enorme. Cabe pararse un momento a pensar qué discursos tragamos o no y qué valores mínimos les exigimos a los y las profesionales de la información.