Gracias por tu hígado

Esta cadena de solidaridad a contrarreloj empieza con una firma. La de alguien que autoriza la donación de los órganos de su familiar fallecido. Y termina cuando una persona recién trasplantada se lleva la mano al nuevo órgano y, en silencio, da las gracias a su donante anónimo. La cadena se repite todos los días en España: el país con el mayor número de donaciones de todo el mundo. Aún así, más de 5.000 personas engrosan la lista negra pendientes de una llamada. Esperan un trasplante para seguir viviendo.

Un corazón fuera del cuerpo sobrevive cuatro horas. Es el tiempo que tienen los profesionales sanitarios para trasladarlo y operar a quien lo va a recibir. Carreras por los pasillos del hospital, una nevera portátil para conservarlo, la policía escoltando hasta el aeropuerto, un reactor privado que tiene prioridad en el espacio aéreo y un cirujano que lo cose a contrarreloj. “Cuando empieza a latir en su nuevo cuerpo, la emoción brota. Se les saltan las lágrimas hasta a los más veteranos”. El doctor José Pérez Bernal lleva 36 años dedicado a los trasplantes. “Veo todos los días la vida después de la muerte y cómo pacientes con enfermedades crónicas y fecha de caducidad vuelven a nacer”. Durante ocho años ha sido coordinador de Trasplantes de Sevilla, pero su implicación traspasa las paredes de lo profesional. “He visto morir a mucha gente porque no tenía un órgano para trasplantarse. Y, al mismo tiempo, he sentido la impotencia y la rabia cuando una familia dice que no quiere donar”. Pero la mayoría de las veces experimenta la alegría cuando firman y autorizan la donación. “Es el pistoletazo de salida. Ahí empieza todo”. Primero hay que pasar el trago de preguntar a los familiares.

A Susana Herrera y a su marido se lo preguntaba una doctora envuelta en lágrimas. “No conocía de nada a mi hijo y no paraba de llorar mientras nos hacía las preguntas”, recuerda. Su hijo José Andrés falleció en un accidente de tráfico. Tenía siete meses de vida. “No sabía que algo tan pequeñito se pudiera donar”. Dieron el sí. “Pensé que si no había ya oportunidad para mi hijo, podía haberla para otros. En ese momento te arrancas el corazón de cuajo. Otras personas podrían seguir sonriendo, se abría una puerta para ellas”. El hígado y los riñones de José Andrés salvaron a tres niñas. A Susana le encantaría conocerlas, pero los protocolos protegen el anonimato. Siente, de alguna manera, que una parte de su hijo sigue viva en ellas.

Falsos rumores
España es el país con más donantes de órganos de todo el mundo (32 donantes por cada millón de habitantes). El Sistema Nacional de Salud permite la gratuidad de todo el proceso y la ley garantiza la igualdad de acceso de todos los ciudadanos. El doctor Bernal se muestra tajante para zanjar los rumores que tanto daño hacen. “Me han llegado a hablar hasta del tráfico de órganos. En España está garantizada la transparencia y solo se puede operar en el sistema público de salud, no se puede pagar por ello ni hacerlo en centros privados”. Algunos también expresan su desconfianza en la lista de espera. “Si alguien –sea famoso o no–, se colara, yo sería el primero en denunciarlo, como tantos otros profesionales. Hay demasiada gente implicada”.

La rigurosidad y el éxito de nuestro sistema lo han convertido en ejemplo para otros países. Hace unos meses el parlamento europeo aprobó una directiva basada en el modelo español. En Europa 12 personas mueren cada día esperando un trasplante.
Pese a los buenos datos de nuestro país (en 2010 se registraron 1.500 donaciones que permitieron casi 4.000 trasplantes), por primera vez se ha producido un descenso de donantes, según la Organización Nacional de Trasplantes. Un motivo es la disminución de los accidentes de tráfico. El otro es el aumento de la negativa de las familias: casi un 20% no da el consentimiento. Susana entiende que el dolor les bloquea. “El ser humano es generoso por naturaleza pero en ese momento se te acaba de morir un ser querido y piensas `¿que le van a abrir a mi hijo y sacarle el corazón?´ Y dices no sin entender que la donación es el mayor acto de bondad al final de la vida”.

Según la Ley de trasplantes, todos somos considerados donantes si en vida no hemos expresado lo contrario. Sin embargo, esto no se aplica y se pregunta a las familias sobre la voluntad del fallecido. Uno de los factores que más condiciona a los familiares es el religioso. El doctor Bernal lo veía cada día con impotencia. “En 1992, en Sevilla un 60% de las familias se negaba a autorizar la donación. Vi claro que se trataba de un problema de información, un bloqueo por el lastre cultural y las supersticiones basadas en falsas creencias religiosas”. Sin dudarlo, se fue directamente a hablar con Carlos Amigo, entonces arzobispo de Sevilla, quien publicó una carta pastoral con el mensaje “no te lleves tus órganos al cielo, el cielo sabe que los necesitamos aquí”.

Desconfianza
Otra de las consecuencias de la falta de información es la desconfianza. “A veces los familiares dudan. No aceptan el fallecimiento y no entienden el concepto de muerte encefálica (conocida como muerte cerebral). Aunque tienen el certificado de defunción, ven respirar al fallecido, el corazón late. Pero respira artificialmente con una máquina. El proceso de descomposición del cadáver ya ha empezado, no hay tiempo, hay que decidir… y se niegan a donar”, explica el doctor Bernal.

Para poder preservar los órganos se tiene que producir la muerte cerebral a corazón latiente en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) porque es necesario mantener el cadáver con presión arterial mediante un complicado proceso en el que intervienen máquinas y fármacos. “Antes se hablaba de muerte cardiaca. Los avances médicos han permitido saber que el concepto adecuado es el de muerte encefálica. De hecho, a un paciente que va a recibir un trasplante se le extrae su corazón durante la operación y sigue viviendo 90 minutos hasta que recibe el nuevo. El cerebro sigue vivo y es lo que le mantiene aunque no tenga el corazón (una máquina hace esta función). Igual que cuando se tiene un infarto se puede seguir viviendo aunque el corazón se pare. La muerte cerebral es la que determina el final y la que permite que, cuando una vida se apaga, se puedan salvar otras”.

Donar en vivo
En la UCI se procede a un exhaustivo análisis del cadáver para comprobar la viabilidad de la donación y la ausencia de enfermedades contagiosas (el 80% de los donantes son personas mayores). A partir de ahí, se busca el receptor en la lista de espera, atendiendo a criterios de proximidad territorial, compatibilidad del grupo sanguíneo, tejidos y tamaño. Existe un caso de prioridad nacional que es el ‘código cero’, cuando alguien está a punto de morir repentinamente y la única opción es el trasplante.

Entre las buenas noticias, hay una cifra que sí ha aumentado durante el último año y que abre una nueva senda de esperanza: las donaciones entre vivos. Angelines dio la vida a su hija Leticia y su hija (con 19 años de edad) se la ha devuelto. El lóbulo superior derecho del hígado de Leticia fue a parar a su madre. Y la salvó. “Le dije al médico que si había riesgo para mi hija yo prefería morirme, pero ella lo tenía muy claro. Tuvo que pasar un tribunal para garantizar que lo hacía libremente”. Ha sido muy duro para las dos, y para el padre y marido que veía cómo entraban a la vez en dos quirófanos sometiéndose a operaciones de cirugía de alto riesgo en el hospital 12 de Octubre de Madrid. Pero todo ha salido bien. “Siento que he resurgido de las cenizas como el Ave Fénix”, dice Angelines. Las técnicas de cirugía actuales, la investigación médica, los avances científicos y el altruismo consiguen esta magia. Ya es posible hacer trasplantes multiviscerales (de varios órganos a la vez), de cara y de extremidades. En España se va a hacer el primer trasplante del mundo de dos piernas a la vez.

A la espera
Aunque la investigación avanza, hoy por hoy la creación de órganos artificiales no es viable, así que la solidaridad sigue siendo el valor más preciado. En diferentes lugares de la geografía española, 5.500 personas esperan un órgano. Mª Carmenes una de ellas. Todo empezó en el jardín de su casa de Murcia. Su afición por criar pájaros y las inhalaciones en la jaula acabaron intoxicándola y deteriorando sus pulmones. Ahora vive enganchada a una máquina de ocho kilos que le proporciona oxígeno. “Cuando me dijeron que necesitaba un trasplante me vine abajo, se me calló todo. Confío mucho en los profesionales, quiero seguir viviendo. Tengo 61 años y me veo joven para morir”. La generosidad de un donante hará que un día Mª Carmen reciba la llamada de la esperanza. Un pulmón le devolverá la calidad de vida.

Lo cierto es que el 10% de los receptores fallece mientras espera. Por eso es tan necesario concienciar. Carlos Sanz se ha sometido a cuatro trasplantes de hígado. Dedicado al arbitraje profesional en Primera División, la vida le dio un giro. “Nunca pensé que acabaría estando en una lista a la espera para un trasplante”. Su historia es un ejemplo de superación y, lejos de retirarse del deporte, ha seguido cosechando éxitos en los mundiales para trasplantados compitiendo en atletismo y ahora en natación. Derrocha vitalidad. Creó una fundación que lleva su nombre y está convencido en que hay que saber llegar a la gente para sensibilizar. “Ya hemos conseguido 5.000 donantes en las cárceles españolas”.

Hablar, hablar, hablar del tema. “No nos paramos a pensar en estas cosas porque la muerte es un tema tabú, se tapa”, comenta Susana. Ella ha transformado el dolor por la muerte de su hijo en otra cosa. Se le ilumina la cara cuando habla de los trasplantes. “Se habla del donante desde la parte oscura, triste, fúnebre, pero yo quiero decir que es todo lo contrario, que la muerte se transforma en vida. Cuando nos dicen que somos héroes por haber donado pienso que en realidad los héroes son las personas que esperan un órgano enchufadas a una máquina”. Se expresa con el mismo entusiasmo que lo hace el doctor Bernal. “No puede ser que la primera vez que oigas hablar de la donación de órganos sea en un hospital cuando ha fallecido un ser querido. Tiene que dejar de ser un tabú para convertirlo en un valor social y sentirnos orgullosos. Es un hermoso acto de amor al prójimo”.

¿Qué se trasplanta?

Órganos: corazón, hígado, pulmón, riñón,
páncreas e intestino.
Tejidos: cornea, piel, huesos, ligamentos,
tendones, arterias, venas y válvulas cardiacas.
Médula ósea: se extrae de un donante vivo mediante un pinchazo en la cadera.
Sangre del cordón umbilical: se extrae tras el parto.

¿Cómo ser donante?

• Comunicárselo a la familia. Es importante manifestar a los familiares la voluntad de ser donante. Son ellos los que darán la autorización llegado el momento.
• Tarjeta del donante. Tiene valor testimonial, no legal. Se puede solicitar a través de la web de la ONT.
• Testamento vital. Es el documento que garantiza legalmente la voluntad personal de ser donante. Hay que acudir al Registro de voluntades anticipadas o instrucciones previas de la Comunidad Autónoma o informarse en el centro de salud.
• Donante en vida. Es una donación cruzada con un
familiar.
• Buen samaritano. Desde el mes de marzo está autorizada esta opción en
España. 22 personas ya se han ofrecido. Son donantes en vida, están dispuestos a donar sin importarles a quién va destinado.

(Reportaje de Silvia Melero publicado en revista 21)