¡Corre, ven, mira! Hay un duende saltando en mi cama

2006072918250620duende¡Corre, ven, mira! Hay un duende del bosque dando saltos en mi cama. Se ve que ayer me encontró en la sierra, fui a hacer senderismo y se metió, travieso y silencioso, en mi mochila. Me lo he traído a casa sin querer. Es uno de esos duendes que tejen los hilos que unen sueños, pensamientos y destinos. Y no veas la que me ha liado debajo de la cama hilando sin parar. No habla nuestra lengua, pero entiende (es que él habla el idioma de los árboles, las setas y las flores). Parece que conmigo ya ha terminado: ya ha cosido la red mágica de hilos debajo de mi cama. Ahora te lo mando a ti. Irá a paso lento, de duende, ya sabes. Ten paciencia, espéralo, no te duermas. Y abre la puerta cuando llame, lo reconocerás fácilmente, lleva gorro de duende. Trátalo con amabilidad, a ver si te va a tejer mal y no entrelaza bien nuestros destinos.

¡Corre, ven, mira! Acaba de entrar una mariposa. Me quiere enseñar a dar los besos que llevan su nombre. Claro, ella los da batiendo sus alas con delicadeza. Puedo imitarla con las pestañas, parpadeando suavemente sobre tu mejilla. Pero un beso de mariposa no se explica. Un beso de mariposa se da. Y, además, yo tengo las pestañas muy largas…

¡Corre, ven, mira! Ahora mismo la habitación está llena de una luz blanca, resplandeciente, cegadora. Resulta que tengo a la Luna colgada del techo. Dice que como no he podido verla estas últimas noches, tú me la has mandado. Viene a alumbrar mis sueños en la oscuridad, aunque no sé si voy a poder dormir. ¡No tiene interruptor para apagarla! Es demasiada luz, y no para de charlar. Sabe mucho, tantas noches despierta, tantos secretos compartidos con las gentes de todo el universo…

Aquí estamos las dos, compartiendo habitación. Voy a preguntarle por ti, para que me cuente cómo es tu sonrisa y cómo se la regalas al mundo.

Y luego voy a cerrar los ojos, para ver en cuál de tus sueños me cuelo esta noche.