“Sólo muere lo que no recordamos”. Me ha fascinado ‘Coco’. Lloré tanto de lo bonita que es que hasta las lágrimas me sonreían. Un montón de personas me dijeron: “Tienes que verla, es muy Luto en Colores“. Efectivamente. Una manera preciosa de hablar de la muerte, honrar a nuestros seres queridos y sentir que, de otra manera, están. Están, entre otras cosas, porque nuestro corazón los mantiene presentes.
La peli, además de estar muy bien hecha, es mágica y retrata la cultura mexicana en el Día de Muertos. Me contaba hace poco una periodista mexicana que en su país están muy orgullosos por cómo se ha abordado esta parte tan representativa de su sociedad. Había miedos y recelos porque ya sabemos cómo las grandes factorías de la industria del entretenimiento tienden a descafeinar y convertir en mero producto de consumo las señas de identidad propias de los pueblos. Pero en este caso parece que ha habido conformidad con la forma que ha tenido Pixar (Disney) de llevar a la gran pantalla algo tan propio de la cultura mexicana. También me comentaba esta periodista que allá se sigue manteniendo la esencia de la celebración, pero que la tradición se ve atacada por la cultura del mainstream, las oleadas de turistas que aterrizan en el Día de Muertos, las masas y todo aquello que a veces incomoda cuando algo se hace universal y se conoce desde fuera.
Pero la película habla de mucho más. Recoge de forma maravillosa el tema de la música y los efectos que provoca en quienes la hacen y en quienes la reciben. Está también presente el tema de la familia desde dos ópticas: la familia como lugar de tradición que puede ser asfixiante y limitado cuando alguien intenta hacer su camino y salirse de lo marcado o de lo que los demás esperan, y la familia como valor supremo de amor, acogida, afecto y anclaje a las raíces… Eso de conocer de dónde venimos, quiénes son nuestros ancestros, honrar su memoria y sentirlos presentes en nuestras vidas. Aparece con mucha ternura el tema de los mayores, el cuidado, la demencia, la fragilidad de la memoria…
Y habla también de perseguir los sueños. Pero los sueños que nacen desde el corazón, donde hay verdad. Al salir del cine, algunas personas escribieron algunos mensajes en la pared. La mayoría, peques. “Siempre te querré, abuela, aunque no te conocí”. “Nunca te has ido, vives dentro de mí”. “Siempre te llevaremos en nuestro corazón, cuida de nosotros”. “Gracias yayo por enseñarme a comer melón, aún cuando no tenía dientes”. Maravilloso.