Aziza Brahim: “Es vergonzoso que Europa rechace así a los refugiados”

Cantante, activista y refugiada saharaui. Aziza Brahim lleva en su música el grito del pueblo saharaui tras 40 años de exilio. Cuatro décadas reclamando volver alSáhara Occidental, ocupado por Marruecos cuando era una provincia española. Aziza recupera ritmos saharauis y africanos en su nuevo disco, ‘Abbar el Hamada’(A través de la Hamada), donde habla de los muros que separan a las personas. Nacida en un campamento de refugiados saharauis en el desierto de Argelia, vive en el exilio desde hace dos décadas (primero en Cuba, hoy en Barcelona). Hablamos con ella a propósito de su concierto en Madrid.

Este ‘A través de la Hamada’ es una travesía por el desierto y la historia de tu pueblo. ¿Cómo ha sido el viaje de este disco?

Ha sido complicado para mí hacer esa travesía, pero he tenido la suerte de rodearme de músicos geniales que me han ayudado en la creación del disco. Así que estoy muy contenta con el resultado.

Le cantas también a los muros, muros que seguimos construyendo hoy en día. ¿Qué representan para ti?

Para mí la imagen de un muro representa la negación en su estado más puro del derecho elemental de las personas, que es el derecho de circulación libre. Lo que hacen es segregar a las sociedades y a las personas. Nosotros tenemos el ejemplo del muro que ha levantado Marruecos para dividir el Sáhara Occidental en dos partes e impedir el regreso de los refugiados saharauis a sus casas. Viendo que llevamos ya 40 años denunciando el muro que tenemos en nuestra tierra se me hace vergonzoso ver que hoy en día Europa siga levantando fronteras para impedir entrar a los refugiados que buscan protección.

La música permite romper esos muros para denunciar lo que pasa en los campamentos de refugiados saharauis. ¿Es tu herramienta principal para difundir la denuncia y vuestra cultura?

Desde luego. Si me hubiese quedado en los campamentos seguiría luchando, pero salir de allí y difundir mi música tiene más impacto. Para mí la música es la vía más rápida y eficaz de denuncia. Para nuestro pueblo es quizás la única vía porque de nosotros no se habla mucho. Siempre focalizamos nuestras creaciones en nuestro conflicto para visibilizar nuestra causa. Todos nos sentimos responsables de nuestra lucha, así que es un orgullo poder llevar la historia de mi pueblo por diversos países.

Es imposible desligar la política y la lucha saharaui de cualquier cosa que hacéis. ¿Eso ha llevado a fortalecer el sentimiento de identidad saharaui?

La única manera de fortalecer nuestra identidad y expresarla es ésa. Y poder reivindicar así lo que nos pertenece. Está ligado, unido, no puede ser de otra forma. Todo lo que ha pasado en mi vida está marcado así. No puedo tratarlo por separado, no sería justo ni natural.

¿Cuáles son los pilares sobre los que se sustenta la música saharaui?

Nuestra música se rige por el haul, es una música de inspiración libre. Tenemos instrumentos tradicionales como el tbal, que es un instrumento de percusión reservado sólo para las mujeres, o el tidinit, un instrumento de tres cuerdas que se usaba antiguamente y se ha recuperado en la tradición saharaui. Acompañamos con palmas y voces, y en los últimos tiempos se han incorporado instrumentos modernos como la guitarra eléctrica.

Hay ritmos tradicionales saharauis en este disco, ¿cuáles son?

Siempre me gusta utilizar la percusión saharaui. Yo hago mis melodías y mis canciones con base de tbal. He querido usar dos ritmos muy reivindicativos, de combate, de celebración y fuerte denuncia (asarbat y sharaa). Los he acompañado también de ritmos de África Occidental, he contado con un percusionista senegalés (Sengane Ngom) y el baterista Aleix Tobias (que ha estudiado percusión en Gambia y Senegal). Hay también ritmos mediterráneos, pero es un disco más africano que el anterior (Soutak), he querido volver mucho a mis raíces.

Hablabas del tbal, el instrumento reservado a las mujeres saharauis. Ellas han sido la base en la construcción de ese Estado en el exilio, ¿son también la correa de transmisión cultural?

Cualquier persona que vea los campamentos o el Sáhara ocupado puede comprobar que la mujer saharaui es el alma de toda la cultura saharaui. En el baile, el canto, los instrumentos de percusión, el sgarit (el grito de júbilo que hacemos las mujeres), desempeñando gran parte de esa cultura y transmitiendo de generación en generación el legado de nuestro pueblo.

Eres ahora mismo la voz del pueblo saharaui. ¿Sientes el legado que ha dejado tras su muerte la cantante saharaui Mariem Hassan?

Mariem Hassan quedará en el recuerdo de todos, su sitio siempre estará ahí, nadie lo va a reemplazar. Es la gran voz. Estoy orgullosa de poder representar a mi pueblo. Nadie me lo ha pedido (risas), pero como saharaui siento que soy dueña de mi propia historia y me siento representante de nuestra causa. Mi abuela, mi familia, son revolucionarios incansables, te dan el ejemplo y la trayectoria. Hay tantos motivos por los que luchar que no nos queda más remedio. Y lo hacemos con mucha dignidad.

Son ya 40 años de exilio, 40 años en los que los sucesivos gobiernos españoles han dado la espalda al pueblo saharaui (no así la sociedad española). ¿Cómo sientes esta actitud?

Estamos cansados del pasotismo de los dirigentes políticos españoles. Se podría entender que cuando tenían entre manos una transición difícil, en esos años no se ocuparan de la descolonización del Sáhara, lo entregaran a Marruecos en un momento agitado de su historia, pero 40 años después ya es mucho tiempo. No hay excusas para no ocuparse del pueblo saharaui y respetar la legalidad internacional. Desde 1973 Naciones Unidas instó a descolonizar la última colonia de África. Los saharauis no tenemos ningún lazo con Marruecos, tenemos nuestra propia identidad, nuestra lengua, nuestras costumbres, nuestro territorio reconocido legalmente, por tanto lucharemos hasta que se haga justicia. Es muy decepcionante y desesperante ver cómo el Gobierno español mira para otro lado. Marruecos viola la legalidad internacional y somete a un pueblo a vejaciones, torturas, detenciones ilegales, desapariciones… Son actitudes de dictaduras. El Gobierno español tiene que decidir si quiere estar al lado de una dictadura o al lado de un pueblo que hasta hace poco ha sido una provincia más de su Estado. 

Muchos tenéis el DNI español.

Yo misma. Cuando actúo fuera, muchas veces se me anuncia como saharaui y española. Y no lo llevo con orgullo. Me da rabia decirlo así, porque del pueblo español sólo recibimos ayuda y comprensión, pero el trato que hemos recibido de los gobiernos españoles nos han empujado a ser don nadies en este mundo, no puedo estar orgullosa de eso. España debe asumir su responsabilidad histórica y moral.

¿De dónde saca el pueblo saharaui la fuerza para seguir luchando?

La vida te va enseñando. Creo que después de tantos años, estamos igual de duros que las piedras que nos acompañan en el desierto de La Hamada. La verdad es que es una situación que a cualquiera le desmorona. Hoy en día es difícil creer en la justicia universal con todo lo que vemos, con todas las injusticias que consienten las grandes potencias. Aun así, seguimos creyendo en la paz. Seguimos siendo un pueblo pacífico y seguimos defendiendo, a través de la palabra y de nuestra cultura, nuestras reivindicaciones y derechos. Estoy segura de que si hubiéramos empezado a poner bombas no estaríamos olvidados en el desierto. Pero no somos un pueblo violento, ya hemos derramado mucha sangre en los 16 años que duró la guerra con Marruecos. No queremos volver a eso. La sangre de nuestros hijos vale mucho. La intención es que el mensaje viaje. Y cuanto más viajen mis canciones, más viajará el mensaje de mi pueblo. Subirme al escenario es mi gran acto de libertad.

(Entrevista de Silvia Melero publicada en El Asombrario)