Quiero pensar que quien lee sabe perfectamente qué es el feminismo y ha superado esas ideas del tipo “no soy ni feminista ni machista, los extremos se tocan” como si la defensa de la igualdad entre seres humanos (y el movimiento social, político y filosófico que la reivindica) estuviera al mismo nivel que el comportamiento discriminatorio de unos considerando inferior a la mitad de la población: las mujeres. Pero, por si acaso, aporto las definiciones de la Real Academia de la Lengua Española (institución en cuyos asientos académicos -desde los que se crea el lenguaje para nombrar la realidad- se han sentado más de mil hombres y sólo siete mujeres):
Machismo: Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres.
Feminismo: Doctrina social favorable a la mujer, a quien concede capacidad y derechos reservados antes a los hombres. Movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres.
Me hace gracia que te llamen radical si te declaras feminista. Es como si eres radical por defender los derechos humanos. Pues, entonces, sí claro, somos radicales defendiendo la igualdad de derechos y oportunidades. Explica Pilar Vicente de Foronda en su artículo ¿Feminazis?: “Feminismo es la búsqueda de la equidad entre personas de distinto sexo. Feminismo es la búsqueda de la representación paritaria en instituciones y empresas. Feminismo es la lucha contra la feminización de la pobreza. Feminismo es la búsqueda de la corresponsabilidad en las tareas de mantenimiento. Feminismo es la coeducación de los niños y las niñas. Es la denuncia de que se estudia en masculino y que las mujeres son borradas de la historia todavía en el siglo XXI”.
En mi colegio, donde disfruté de un sistema educativo innovador y poco frecuente, tuve profesoras feministas que nos contaban estas cosas y nos hablaban de Clara Campoamor, por ejemplo, para explicarnos quién luchó en España para que las mujeres pudiéramos votar. Las libertades no se regalan ni se conceden, se conquistan. Pero las mujeres desaparecieron prácticamente de la historia y las asignaturas que estudié luego en el instituto y la universidad.
Muchos años después, leí Feminismo para principiantes (Ediciones B), de Nuria Varela. Y ahí sí, empezaron a desfilar ante mis ojos mujeres de las que nunca me habían hablado, las mujeres que protagonizaron el movimiento feminista desde sus inicios hace ya tres siglos. Dice Nuria: «El feminismo es un impertinente. Es muy fácil hacer la prueba. Basta con mencionarlo. Se dice feminismo y, cual palabra mágica, inmediatamente, nuestros interlocutores tuercen el gesto, muestran desagrado, se ponen a la defensiva o, directamente, comienza la refriega».
Se ridiculiza, se desprestigia, se minusvalora, desde el profundo desconocimiento. El feminismo es un impertinente, también para la izquierda, la revolución será feminista o no será y, cabe añadir, el hombre será feminista o no será.
Porque esto de la igualdad no es cosa de mujeres. Es una conquista social que incumbe también a los hombres. Hace siete años conocí el Movimiento de Hombres por la Igualdad a través de Antonio García (AHIGE) a quien entrevisté en Málaga. Me gustó cómo contaba que deben su toma de conciencia a las mujeres que les descubrieron la lucha feminista y cómo se enfrentó a una catarsis personal. Me pareció ilusionante ver ese cambio hacia una nueva masculinidad. Su trabajo, por ejemplo, con adolescentes en zonas rurales para educar en igualdad o su participación en las manifestaciones contra la violencia de género, se suma a la lucha que desde hace años impulsan las mujeres. Asistí luego en Madrid a alguna de las reuniones de Stop Machismo, y empecé a ver a hombres que ven necesario un cambio de conciencia. Son pocos, pero son. El psicoterapeuta Luis Bonino, coordinador del Centro de Estudios de la Condición Masculina, trabaja desde hace años para promover ese cambio en los hombres. Habla de ese grupo, “generalmente jóvenes con estudios superiores, que cuestionan su propio rol, se consideran “compañeros” de las mujeres, defienden la igualdad desde la experiencia y están dispuestos a cambiar para llegar a una convivencia igualitaria. Habitualmente se sienten huérfanos de modelos masculinos de referencia”, como recoge Nuria Varela en su libro.
Por tanto, a los hombres les corresponde empezar a asumir responsabilidades, cambios, comenzar a censurar a sus compañeros de género machistas, sensibilizar, educar de otra manera, leer e informarse. Evidentemente implica la pérdida de privilegios para ellos, pero en eso consiste caminar hacia una sociedad más justa e igualitaria.
Aunque todo esto hoy en día siga incomodando, el feminismo es ante todo una linterna, dice Nuria. “Su luz es la justicia que ilumina las habitaciones oscurecidas por la intolerancia, los prejuicios y los abusos”. Aprendemos, despertamos, avanzamos, pero cuesta enfrentarse en el día a día a los micromachismos que nos rodean, y también a nuestras propias contradicciones internas, porque son muchos años de educación machista los que arrastramos. Liberarse de toda esa carga no es fácil, requiere esfuerzo y compromiso.
Y hay que estar muy alerta. Cuando creemos que hemos conquistado derechos y libertades, resulta que vienen retrocesos y recortes. Hoy en las manifestaciones del 8 de marzo se reivindicarán cosas que se pedían ya en 1977, cuando las mujeres, terminada la dictadura franquista, salieron a las calles ese día.
Podemos pasar de sistemas nacionalcatólicos a sistemas democráticos, capitalistas, islamistas, socialistas… Pero el patriarcado resiste (amoldándose) en todos. El movimiento feminista también resiste y las mujeres de Guatemala alzan su voz contra los feminicidios al tiempo que las mujeres árabes de Jordania o Líbano luchan contra la violencia y piden derechos sexuales y reproductivos.
¿Cómo no encontrar motivos por los que ser feminista?
– 7 de cada 10 personas que pasan hambre en el mundo son mujeres.
– 11 millones de mujeres y niñas son víctimas del trabajo forzoso.
– Sólo un 5 % de los puestos de responsabilidad de las entidades financieras de la Unión Europea están ocupados por mujeres. Todos los gobernadores de los Bancos centrales de los 27 Estados miembros de la Unión Europea son hombres. Son los que toman las decisiones económicas. (Interesante esta entrevista sobre la necesidad de feminizar la economía)
– La desigualdad salarial en España crece con la crisis. Según denunciaba CCOO el año pasado, las mujeres trabajadoras de Castilla y León cobran el 78% del salario que perciben los hombres. Y añadía que la reforma laboral ahondará esa brecha por la dificultad de llevar políticas de igualdad en los convenios colectivos.
– En los últimos cinco años la presencia de mujeres en puestos directivos se ha reducido a la mitad en España. En los cargos políticos las mujeres también molestan, a algunos les gustaría que nos quedemos en casa haciendo punto de cruz.
– En España, 1.041 mujeres han sido asesinadas por violencia de género desde el año 2003. El 73% de los casos de violencia machista aún no se denuncia, aunque el diputado Toni Cantó lo ignoré o se lance a difundir el bulo de las denuncias falsas. Se ha pretendido disfrazar de “error”, pero detrás de esos datos falsos hay una clara ideología.
Podríamos seguir… Nos sobran los motivos. Un apunte de última hora: La Comunidad de Madrid ‘celebra’ el Día de la Mujer regalando lencería y clases de aerobic.
Menos mal que existe el movimiento feminista para seguir denunciando lo discriminatorio, señalando lo estereotipado, visibilizando lo invisible, reivindicando la igualdad, proponiendo, construyendo y avanzando. No quiero ni imaginarme dónde y cómo estaríamos hoy si no hubieran existido las mujeres feministas. Como en otras cuestiones de la vida, posicionarse marca la diferencia. Les toca a los hombres decidir dónde quieren estar y cómo quieren ser. Aquí tampoco caben medias tintas. Se defiende la igualdad o se defiende la discriminación y el machismo. Su revolución interior masculina (pendiente) creará un mundo más justo para todas las personas que lo habitan.
gracias por abrirnos esos caminos
BRAVA SILVIA
LLevo tiempo buscando el libro de “feminismo para principiantes” porque me lo han recomendado varias amigas, pero no hay manera, y mira que me he recorrido librerias y grandes superficies en Madrid.Por lo pronto me imprimo tu articulo para debatirlo en casa y pronostico debate intenso…….
¿Conoces a algún hombre feminista? No está mal planterarlo y me resulta interesante. Creo que a los hombres nos queda bastante carretera y manta. Sin embargo he de decir que estamos bastante despistados ante los cambios que se nos dan y se nos vienen, necesitamos manual de instrucciones porfavor.
¡Otra cosa! las mujeres sois el sexo fuerte no el débil.
Miriam, el libro está agotado y creo que lo van a reeditar en septiembre.
Escéptico, quizá puedes empezar por ese mismo libro…
Saludos!
Creo que en la defensa de un sector de población discriminado es lógico que se impliquen otros sectores que no pertenecen a él, ya que si en una sociedad hay derechos que no son respetados esta situación de injusticia afecta a la sociedad de forma global.
En el caso, por ejemplo, de la esclavitud, hubo personas no esclavas que se implicaron en la revolución, porque no querían ser partícipes de una sociedad que permitía la existencia de esclavos.
Al mismo tiempo es difícil que personas que no pertenecen a ese sector se impliquen, porque en muchos casos creen que les supone una pérdida de privilegios.
Ya que me lei lo que escribiste sobre el documental Searching for Sugar Man me he quedado un poco mas en el blog y lo encuentro verdaderamente interesante, esto de los hombres feministas me ha dejado a mi tambien con la boca abierta…
¿LE ha pasado algo a Toni cantó por decir lo que dijo? ¿Ha habido consecuencias? Me temo que ninguna, el problema es q no les pasa factura.
Creo que las consecuencias de todo acto son predeterminadas…buen post1
Muy ilustrativo,
En mi opinion el problema de esa confusion con que l@s feministas es lo mismo que l@s machistas pero favoreciendo a la mujer y menospreciando al hombre, viene por el parecido de los adjetivos.
La gente, dado ese parecido, no se molesta en buscar su significado en ningun sitio, presupone que lo sabe.
Ademas luego estan las feminazis,como las llaman algunos, que odian al genero masculino, y van ondeando la bandera del feminismo y la superioridad de la mujer,
Esas son las que mas daño hacen a la hora de que el feminismo se tome como machismo pero a favor de las mujeres y punto.
Total y resumiendo… como casi siempre falta de educacion/cultura.