Será que la mirada se enverdece cada vez más para abrirse hueco entre el humo denso y gris que nubla los ojos. Será que nos contagia toda esa gente inspiradora que está poniendo en marcha el cambio de modelo. Será que no queda más remedio. Nos guste o no, queramos o no, nos interese o no, urge transformarse. Necesitamos ser más bio, más verdes, más eco y más sostenibles. Explica con entusiasmo Ángeles Parra, directora de BioCultura, que “en el sector ecológico mucha gente va a encontrar un futuro digno”. Además de futuro, el sector bio ya es presente. El empleo verde ha generado más de 500.000 puestos de trabajo. Nos sobran los motivos y, como he escrito varias veces sobre ellos, rescato algunos reportajes para que no se les caigan las hojas, con la idea de la ecuación “doler, saber, querer, poder y hacer”. Primero te duele, luego te informas y después transformas.
La cultura de lo bio: somos lo que comemos. “Es necesario re-espiritualizar nuestra alimentación”, dice Ángeles Parra, también presidenta de Vida Sana. Para Joan Castellá, agricultor ecológico, es importante “darle valor a la calidad de lo que comemos y a lo que hay detrás para producirlo”. Según explica, “los alimentos ecológicos tienen más minerales y vitaminas, más sabor y más dureza y aguante”. Un estudio realizado en Cataluña con financiación pública sobre 20 tipos de residuos tóxicos en el organismo humano revelaba que el 80% de las personas analizadas tenía niveles altos de DDT, un compuesto usado en insecticidas que está prohibido. “Nuestro cuerpo hereda cuando nacemos un 30% de química. Lo demás se lo suministramos luego. La química está en todas partes y hay un momento en que el cuerpo no lo puede asimilar y surge la enfermedad. Pero como la química es invisible y no lo vemos, no le damos importancia”. Dice Joan que nos estamos contaminando con lo que comemos y hay que intentar consumir alimentos ecológicos y si no, lo menos manipulados posible (sin colorantes ni conservantes, que producen el 18% de las alergias e intolerancias). “La naturaleza es sabia y siempre busca el equilibrio”. (Reportaje completo)
Empleo verde, una apuesta por el trabajo sostenible. Se estima que se podrían generar 500.000 puestos de trabajo sólo en el sector de las energías renovables hasta 2030. Según Mario Rodríguez, director de Greenpeace España, “empleo verde es aquel que se fundamenta en el desarrollo de actividades económicas compatibles con la naturaleza, que no tengan un impacto severo en el medio ambiente. Estamos hablando del sector energético, biodiversidad y gestión de residuos”. Aunque se ha retrocedido en energías renovables, “en agricultura ecológica tenemos una posición muy consolidada respecto a Europa, somos de los primeros países productores, el problema es que lo que se produce en España se consume fuera. Crece el sector por la demanda exterior”. (Reportaje completo)
Mundo rural vivo. Tres brotes verdes:
Enamorándonos de Amayuelas, la ecoaldea. Érase una vez un pequeño pueblo a punto de desaparecer. Apenas quedaban habitantes, pero un proyecto de desarrollo rural sostenible ha logrado devolverle la vida. Sus nuevos pobladores han aprendido a sobrevivir en el campo respetando los recursos naturales gracias al conocimiento de los ancianos. Es Amayuelas de Abajo, en Palencia: la ecoaldea. Nos la enseña Jeromo, pastor activista. (Reportaje completo)
Mujeres rurales, doblemente invisibles. Su esfuerzo diario hace que nos lleguen la leche para el desayuno y los tomates para la ensalada. Cultivan, recolectan, ordeñan y hacen el trabajo doméstico, además de cuidar de la familia. Son las mujeres campesinas, agricultoras y ganaderas que trabajan en las zonas rurales de España, muchas veces sin el reconocimiento profesional y social que merecen. La tarea doblemente invisible que desempeñan, por ser mujeres y vivir en los pueblos, vulnera con frecuencia sus derechos. (Reportaje completo)
Rescatando la cultura rural. Para valorar la cultura campesina, para apostar por la agricultura, por la ganadería, por la tierra, por el desarrollo local. Para proponer un cambio de rumbo ante el modelo actual, nació la Universidad Rural Paulo Freire. (Reportaje completo)
Planeta Tierra a vista de pájaro.
El legado verde. ¿Qué planeta dejamos en herencia? Menos árboles, menos ríos limpios, menos especies animales, menos aire puro… La imagen del planeta azul ya sería negra si no fuera por la responsabilidad que han asumido muchas personas para dejar a las futuras generaciones un mundo sostenible. Hace ya medio siglo, la bióloga estadounidense Rachel Carson pronosticaba que “las generaciones futuras difícilmente perdonarán nuestra falta de preocupación por la integridad del mundo natural que sostiene toda la vida”. El ritmo es vertiginoso: en los últimos 500 años han desaparecido cerca de 900 especies de animales y plantas. Otras 17.000 (como el lince, el elefante africano o la anguila) están en peligro de extinción. El 80% de los bosques vírgenes (los pulmones del planeta) ya ha sido destruido o alterado. La contaminación atmosférica provoca en España 16.000 muertes prematuras al año: 10 veces más que los accidentes de tráfico. Frente a la destrucción, algunos ejemplos para rescatar y construir: custodia del territorio, artesanos del mar, escuela de pastores y protección del oso pardo. (Reportaje completo)
Explorando el planeta. Conocer la belleza para protegerla. La pasión por lo desconocido impulsa a los exploradores que llegan a territorios que nadie ha alcanzado antes. Pasión y romanticismo para conocer y preservar. (Reportaje completo)
La huella empresarial en el planeta. Los bancos españoles financian a empresas de armamento. Las empresas eléctricas no tienen problema en acabar con bosques milenarios y destruir el hábitat de los pueblos indígenas para construir presas. En la bolsa se especula con materias primas y cosechas inexistentes condenando a millones de personas al hambre. Hoy en día se especula hasta con el CO2. Son sólo algunos ejemplos de la absoluta ausencia de ética en las actividades financieras y económicas, cada vez menos controladas por los gobiernos. La mayoría de las empresas sólo se rigen por un principio: el beneficio. ¿Beneficio social, humano, ambiental? No, el beneficio económico. (Reportaje completo)
¿Y nuestra vida? Movimiento Slow: aprender a vivir a otro ritmo. Se trata de saborear la vida y desacelerar. De no obsesionarse por aprovechar el tiempo al máximo, llenándolo de miles de actividades. Pero no supone no hacer, sino hacer de otra manera. Aunque slow significa lento, este movimiento implica mucho más que levantar el pie del acelerador en el día a día. Ante la fast life (vida rápida) propone otra forma de vivir, de consumir, de trabajar, de comer. El secreto está en el equilibrio: hacer todo a una velocidad adecuada en lugar de hacerlo todo más rápido.
El cerebro rinde más cuando hay calma interior y concentración. Hay investigaciones que dicen que el ser humano piensa más creativamente cuando está sereno, libre de estrés y de la presión del tiempo. Ya lo decía el filósofo Bertrand Russell en su ensayo Elogio de la Pereza: una jornada de cuatro horas haría al hombre más amable, la vida sería lenta, dulce y civilizada. Se dedicaría más a las actividades que hacen placentera la vida, como cocinar, charlar, observar, leer, pasear, meditar, pintar o escuchar música. Incluso existe un movimiento de músicos que considera que la música clásica debería interpretarse más lentamente. En la iglesia San Buchardi (Alemania) comenzó a tocarse en 2001 el concierto Tan lento como sea posible. Finalizará en el año 2640. No tienen prisa. (Reportaje completo)